Hubo entonces una ciencia
que a un conjunto de hombres organizaba
en el propósito, competencia,
armonizando estilos y procedencia.
E involucrar sus esquemas importaba
objetivos comunes, en estocada,
acordar ideas, maniobras,
y el fin deseado, la goleada.
La pelota entonces, redonda, formada
hizo agua a los pies de las pulgas;
los secretos del deporte divulgan
revelando sus esencias y entramadas.
Y en el mapa escenico redunda
la advertencia endemica de la contraria
que en oposicion fugaz trasunta
y en belleza propia agravia.
Los 6 son apenas una muestra
de elegancia y contundencia;
con algunos jugamos a la cadencia
y al conjunto le damos velocidad.
Respetamos, sin piedad,
la respuesta enemiga,
a quien condenamos, en desapego,
a la derrota infernal,
demostrando apuesta fina
a la verdad del final.
La ordinariez de estos versos
se disimula con la exhultancia
que el equipo de Jose, en su arrogancia
propone a sus hinchas, los tersos.
Y estos se unen, enhiestos
en absurda consagración.
La dicha se asume
La vida se enfiesta
La razón se dispone y se rinde
ante la gracia expuesta
que este equipo exhibe y demuestra,
para un porvenir destinado:
será un pronóstico merodeador,
lleno de expectancias y grandezas,
mas el aporte de apostura,
en el caso, concretado,
devela un final revelado
de concrecion liminar;
la grandeza ha sido manifiesta,
y su paradigma tal,
que el desenlace magnífico,
ha dado con su portal.
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