Arte de Melina Ochotorena Bolzán
Sin proponérmelo, desde que este blog es tal, nunca escribí directamente sobre Estudiantes hasta la inminencia de la final. Advierto, con orgullo, las referencias indirectas que muestran mi pasión: el comentario sobre el Estadio Unico, la cita a la Brujita como máximo idolo deportivo actual –junto al Gordo DN-; la ineludible referencia bilardista en el comentario sobre “El fútbol que le gusta a la gente”
No soy un hincha representativo: en primer término, no soy socio, situación que me identifica de un modo particular. No doy el alma por verlo en la cancha –de hecho, creo haber ido solo una vez en los últimos 3 años, contra Arsenal en la cancha de Racing. Es público para quien me quiera escuchar, que me siento mas hincha de la Selección Argentina que del club.
Fui muy crítico con esta dirigencia por el manejo que se hizo del tema del estadio; ya expuse, así que no repetiré. Es mas, me sorprendí cuando la gestión de Alegre logró un abrumador triunfo a través de su “adlátere” Abadíe, en momentos de mediocridad deportiva y fracasos institucionales, cuando tras varios años lo de la cancha no se definía.
Pero ahora, ésta fenomenal realidad. Estudiantes de La Plata ha salido campeón del torneo Apertura 2006 de la AFA. Y yo, felizmente emocionado.
¿Tengo derecho? Nadie puede sacarme la propiedad de disfrutar con lo que se me cante; y desde ahí, repeler toda crítica. Pero acepto no ser pleno titular del goce que tantos otros sienten por ahí, tras una larga temporada de consecuencias y permanencias.
Aún así, es un gran momento. Y no solo –aunque es lo mas importante- por el corazón de bandas rojas y blancas. El cómo ha sido fenomenal y la imagen final resulta implacable, casi inmejorable.
Desde el origen –la vuelta de un ídolo genuino, Sebastián, por motivos honrosos; la llegada de un incuestionable nacional, el Cholo; tipos ya afianzados como el Tanque y Caldera- hasta esa fenomenal persecución, desde atrás. Un fútbol vistoso y con resultados consecuentes, dominando la gran mayoría de los partidos, algunos, en gran forma –Gimnasia, River, Racing, Lanús, Godoy Cruz- y otras arremetidas excepcionales –Newell’s, Argentinos, Arsenal, la final- mas esa seguidilla histórica de victorias incuestionables. La suerte que influenció ese final milagroso, y el desempate, con un resultado justo e inevitable.
Alguna vez, antes de ahora, dije que no podía pedir al fútbol nada mas; que en vida, activa, consciente, había sido dos veces campeón del mundo con la Selección y dos con el club de mis amores (82/83). Que eso, para quienes no somos ni de River ni de Boca, valía por el total y que algunos no lo tienen, ni cerca.
Hoy, que me siento casi en exceso, advierto he sumado a aquella plenitud. Entonces, vamos por mas.
Gracias, Pincha.
Sin proponérmelo, desde que este blog es tal, nunca escribí directamente sobre Estudiantes hasta la inminencia de la final. Advierto, con orgullo, las referencias indirectas que muestran mi pasión: el comentario sobre el Estadio Unico, la cita a la Brujita como máximo idolo deportivo actual –junto al Gordo DN-; la ineludible referencia bilardista en el comentario sobre “El fútbol que le gusta a la gente”
No soy un hincha representativo: en primer término, no soy socio, situación que me identifica de un modo particular. No doy el alma por verlo en la cancha –de hecho, creo haber ido solo una vez en los últimos 3 años, contra Arsenal en la cancha de Racing. Es público para quien me quiera escuchar, que me siento mas hincha de la Selección Argentina que del club.
Fui muy crítico con esta dirigencia por el manejo que se hizo del tema del estadio; ya expuse, así que no repetiré. Es mas, me sorprendí cuando la gestión de Alegre logró un abrumador triunfo a través de su “adlátere” Abadíe, en momentos de mediocridad deportiva y fracasos institucionales, cuando tras varios años lo de la cancha no se definía.
Pero ahora, ésta fenomenal realidad. Estudiantes de La Plata ha salido campeón del torneo Apertura 2006 de la AFA. Y yo, felizmente emocionado.
¿Tengo derecho? Nadie puede sacarme la propiedad de disfrutar con lo que se me cante; y desde ahí, repeler toda crítica. Pero acepto no ser pleno titular del goce que tantos otros sienten por ahí, tras una larga temporada de consecuencias y permanencias.
Aún así, es un gran momento. Y no solo –aunque es lo mas importante- por el corazón de bandas rojas y blancas. El cómo ha sido fenomenal y la imagen final resulta implacable, casi inmejorable.
Desde el origen –la vuelta de un ídolo genuino, Sebastián, por motivos honrosos; la llegada de un incuestionable nacional, el Cholo; tipos ya afianzados como el Tanque y Caldera- hasta esa fenomenal persecución, desde atrás. Un fútbol vistoso y con resultados consecuentes, dominando la gran mayoría de los partidos, algunos, en gran forma –Gimnasia, River, Racing, Lanús, Godoy Cruz- y otras arremetidas excepcionales –Newell’s, Argentinos, Arsenal, la final- mas esa seguidilla histórica de victorias incuestionables. La suerte que influenció ese final milagroso, y el desempate, con un resultado justo e inevitable.
Alguna vez, antes de ahora, dije que no podía pedir al fútbol nada mas; que en vida, activa, consciente, había sido dos veces campeón del mundo con la Selección y dos con el club de mis amores (82/83). Que eso, para quienes no somos ni de River ni de Boca, valía por el total y que algunos no lo tienen, ni cerca.
Hoy, que me siento casi en exceso, advierto he sumado a aquella plenitud. Entonces, vamos por mas.
Gracias, Pincha.
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