Añoro aquel tiempo, no tan lejano, de sorpresas y ambigüedades. En los que el culposo desenvolver se alejaba de sí, sostenido apenas, como trapecio celestial, desde el ser revelado
Tiempo fantástico, que se fué.
No habrá como lo que pasó; no repetirá. El desatino del desrecuerdo queda, ilógica consecuencia de este presente, que aparenta y engaña.
Las víctimas del olvido naufragan; asoman en la delgada pendiente, desde la cumbre, pero tienen destino de profundidades.
Solo aquella memoria, la que desnuda el auténtico interior y aun se conmueve al revisarlo, mantendrá en reflejo aquello que el devenir, triste, ya no propondrá.
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