Me verás volver (I)

¿Extrañabamos tanto a Soda?. El regreso de la banda que fundó el rock como concepto latinoamericano, obliga a revisar las razones por las que los consumidores del género aceptamos como inamovibles los mitos pasados, y nos resistimos a los nuevos.

Soda Stereo tuvo casi dos décadas de vigencia -los 80 y 90- con claros 10 años de liderazgo y esplendor. Desde Signos y hasta Cancion Animal -3er. y 5to. disco de estudio respectivamente, 7 años de diferencia- resultaron ser la banda en español mas grande de todos los tiempos, hasta entonces.

Escuchados hoy, los Soda sorprenden con su modernidad. Sus temas y arreglos -por sobre todas las cosas, los últimos 3 discos- podrían haber visto la luz ayer, y nadie lo observaria.

Cuando se disolvieron, en 1997, pasaban por una época de languidez: Sueño Stereo es un mal disco -uno malo de Soda Stereo; un buen disco general- con apenas 2 o 3 canciones distintivas. Sin embargo "El Ultimo Concierto" fue impactante: el anuncio fué pomposo, la organización vital y el resultado, épico. Recordarse como partícipe de aquello es, cuanto menos, glorioso. Mi mujer y yo fuimos receptores de las "gracias totales".

La reunión a 10 años de aquel acontecimiento, es coherente con la historia de la banda. La difusión del grupo a mediados de los 80 -y la histeria consecuente- fué planificada; consecuencia no menor de un grupo hipertalentoso en lo musical, pero astuto en el marketing y manejo de imagen. En aquel ¿septiembre? de 1997, el concierto fue el "último": juntó 45.000 pero podrìa haber reunido el doble. Hacía 15 años los seguíamos: debíamos estar.

Los 5 conciertos de Soda en River para octubre y noviembre de este año, son oportunos, astutos, comerciales y extrovertidos; los cuarentones hemos abandonado al rock, pero nos creemos pendejos. Los treintañeros apenas se habían iniciado, y estos ya se iban. Los de veinte, que de la vida no saben nada -como el resto del mundo- quieren saber de que se trata.

Ir, vamos todos. ¿250.000?

Prometo resistir al llanto.