Claro, que para poder seguir estando sanita, el Doctor le recomendó hacer deportes, y Caledonia, ni lerda ni perezosa, se dio cuenta que lo suyo era correr. Y que era muy rápida.
Entonces, se anotó en la carrera de 100 metros que todos los años organizaba su escuela, “Animal’s school”. Al momento de inscribirse, ya estaban en la lista dos temibles competidoras: Chocolatita, la elefanta dulce y Blanca, la tigresa de las nieves.
Caledonia confió en sus fuerzas, y así trabajó duro hasta el día de la carrera, que era un sábado.
A último instante, se inscribió una nueva competidora: María, la vaquita entoallada, que, sorprendentemente, correría en monopatín.
¡Uy, que difícil sería esto!, pensó Caledonia, pero siempre confiando en ella.
Se pusieron las cuatro, en el lugar de salida. Y entonces sonó el disparo, y empezaron a correr.
Pronto, pronto, Blanca se cansó. A pesar de que todos pensaban que iba a ganar, estuvo tan nerviosa por la carrera, que no pudo dormir la noche anterior. Ni bien empezó a correr, sus patitas no querían moverse mas.
Chocolatita, por su parte, estaba muy lenta; ¡claro, si todo el día, se la pasaba comiendo!.
La competencia era entre Maria y Caledonia; todos estaban emocionados. La vaquita, con su monopatín, tenía ventaja.
Pero Caledonia, sacó fuerzas de adentro y con sus largas zancadas, se puso cabeza a cabeza de la vaquita María. Hasta que, la toallita de Maria se resbaló, y ella, se esforzó para que no se le cayera.
Eso fue suficiente para que Caledonia sacara ventajas, y sin desaprovechar la ocasión, ¡¡¡llegó primera!!!!
Fue así que Caledonia, nuestra amiga, al fin ganó la carrera y con ello, su premio: la copa de oro, que desde entonces, guarda en su casa.
Y COLORIN COLORADO, CALEDONIA HA GANADO.
Melina, Aldana y papá.
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