¿Es este Soda, 10 años después, la consecuencia del presente de Gustavo Cerati? Como se dijo hasta el hartazgo, la reunión de los Soda Stereo se produce en la mejor época solista de su líder y principal compositor.
El privilegio de vivir estos tiempos nos permitió a mi Manón y a mí, ver los dos últimos recitales del grupo. El de 1997 y el de 2007. Ambos en River; ambos un repaso de su historia.
La memoria, esa que deforma, nos ilumina con que aquel fue el recital de la mejor banda de pop de la historia de la música contemporánea nacional; éste, el de 2007, fue el mejor recital de rock que le hemos visto a un grupo nacional en la Historia.
Soda Stereo no se fué. Técnicamente ilustrados, con la base impecable -¿cuánto jugaron las máquinas al respecto?- el recital fue menos una reunión que la exhibición de una banda a punto. Como si el tiempo no hubiese sido tal.
Un show casi perfecto, con decisiones poderosas: no tocar El rito o Ella uso... y optar por versiones muy duras de Signos, Fue, Texturas –a mi gusto, el mejor momento de la noche- o Sueles dejarme solo. Faltó algo de emoción pero sobró justeza. Un grupo como Soda, con esa historia y ESAS canciones, con profesionalismo, necesariamente iba a hacer un concierto espectacular
Detalles: los que estábamos en la platea de acceso a campo sufrimos el sonido; la voz de Cerati nunca fue lo clara que naturalmente es y el técnico tardó un par de canciones hasta encontrar los graves exactos. En oposición, la puesta en escena y el juego de luces deben haber sido lo mejor que han presentado bandas locales en 40 años de Rock.
Aquella inicial reflexión se produce al tiempo de escuchar “Ahí vamos”, tras ver el recital: indudablemente, sería el disco de Soda si Soda hubiera sacado un disco.
Y como respuesta, cabe: este Soda tiene que ver con el momento de Cerati, que empalidece cualquier vestigio de aquel absurdo antagonismo con el “vibratum” ricotero.
Totalmente agradecidos
El privilegio de vivir estos tiempos nos permitió a mi Manón y a mí, ver los dos últimos recitales del grupo. El de 1997 y el de 2007. Ambos en River; ambos un repaso de su historia.
La memoria, esa que deforma, nos ilumina con que aquel fue el recital de la mejor banda de pop de la historia de la música contemporánea nacional; éste, el de 2007, fue el mejor recital de rock que le hemos visto a un grupo nacional en la Historia.
Soda Stereo no se fué. Técnicamente ilustrados, con la base impecable -¿cuánto jugaron las máquinas al respecto?- el recital fue menos una reunión que la exhibición de una banda a punto. Como si el tiempo no hubiese sido tal.
Un show casi perfecto, con decisiones poderosas: no tocar El rito o Ella uso... y optar por versiones muy duras de Signos, Fue, Texturas –a mi gusto, el mejor momento de la noche- o Sueles dejarme solo. Faltó algo de emoción pero sobró justeza. Un grupo como Soda, con esa historia y ESAS canciones, con profesionalismo, necesariamente iba a hacer un concierto espectacular
Detalles: los que estábamos en la platea de acceso a campo sufrimos el sonido; la voz de Cerati nunca fue lo clara que naturalmente es y el técnico tardó un par de canciones hasta encontrar los graves exactos. En oposición, la puesta en escena y el juego de luces deben haber sido lo mejor que han presentado bandas locales en 40 años de Rock.
Aquella inicial reflexión se produce al tiempo de escuchar “Ahí vamos”, tras ver el recital: indudablemente, sería el disco de Soda si Soda hubiera sacado un disco.
Y como respuesta, cabe: este Soda tiene que ver con el momento de Cerati, que empalidece cualquier vestigio de aquel absurdo antagonismo con el “vibratum” ricotero.
Totalmente agradecidos
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