lunes, febrero 09, 2009

Por que “Benjamin Button” me gustó mas que “Slumdog Millonaire”




A menos de dos semanas de la entrega de los Oscar, y por primera vez en muchos años, tengo chances de emitir opinión fundada de cual es la película que, de las nominadas (recordemos la omisión de “The Dark Knight”) y con posibilidades ciertas, desearía gane el premio mayor de la Academia.

 He adelantado con el título del post mi posición; a resguardo de eventuales quejas, la expresión crítica manifiesta por la presente se sustentará en la confrontación, en la oposición de films.

 “Button” está dirigida por David Fincher, que tiene en su historial mejores y mas acabadas películas que Danny Boyle. Su merito histórico es la capacidad de relato; su mejor film hasta la fecha –Seven- bordeaba el gore y lo transformaba en gran arte.

 Slumdog es la aproximación de un director ingles con cierta fama y resbalones varios, al variopinto hindú, tan en boga por esto de la globalización

 La historia del hombre que decrece es melosa. Lejos está de ser el paseo por el devenir histórico americano que algunas críticas nos quisieron vender. No hay famosos mezclados y solo algunos acontecimientos impactan en los hechos puntuales, por que suceden en el tiempo. Negarlos hubiera sido necio; aún así, pocos son determinantes en la historia que se narra.

Mas su melosidad es, a contrario de la interpretación prejuiciosa, consecuente al relato. El refinamiento de las imágenes – a contrario de lo expuesto por el gran crítico- es ajeno a un eventual “fotografo que filma”. Los encuadres son ajustados y la luz, bella, muy bella

 La del joven que responde es ágil: su vida lo fue y el film –que es uno muy bueno- así lo registra. Más, en un mundo que desconozco, cierto realismo denuncista se confunde con arbitrariedad, y he ahí una de sus principales fallas.

Button es ficción pura y sus caprichos (el bebe-viejo se cría, justamente, en un geriátrico) son consecuencia del artificio. Jamal es sabio al responder solo porque el guión necesita que lo sea, para justificar el relato que se relata.

Las dos son peliculas preciosistas, con dirección cuidada y puntillosa. Innovadoras en lo suyo, la apariencia nos hace ver que “Button” es cine clásico, aquel al que Hollywood premia eternamente. En ese contexto, “Slumdog” sería la renovación y el aire fresco.

Perdónenme, pero estimo que es todo lo contrario. Button es ambiciosa y revolucionaria, coherente con el Fincher ya visto y a la altura de sus grandes obras. Contradictoria en su grandilocuencia y exagerada, no solo en el tiempo cronológico sino tambien en la sobreexplicación de grandes verdades, su disparidad se derrumba ante la magnificencia de un espectáculo conciente de su sobredimensión y se consolida en la fantástica impresión final.

Slumdog es vibrante y entretenida; va y viene y parece sorprender, pero el gusto último es mínimo.

Esas sensaciones, que en ésta trato de explicar, resultan las variables determinantes para justificar ésta, la posición que hago pública; la que los miembros de la Academia, muy de suyo, no oirán.