domingo, diciembre 18, 2011

El Barcelona y yo


“Es imposible no simpatizar con el Barcelona” dice el relator y, lamentablemente, debo adherir. Me pongo de ejemplo: los sufrí, injustamente, en diciembre de 2009; han salido campeones de todo, hasta el hartazgo; los han puesto de emblema de una filosofía de juego que detesto. Y aún así, quiero que sigan. Adoro verlos.

¿Pero hay una explicación para ello? Si, la más clara de todas, y la más adecuada al concepto que tantas veces hemos defendido: el Barcelona hace bien –maravillosamente bien- lo que pretende hacer, lo que es muy efectivo para el fútbol. Y esa es la gran clave para entender lo que es.

Como hemos hecho otras veces, nuestro análisis es grueso; cierto, pero grueso. No estoy en condiciones –aquí personalizo con absolutismo- de precisar por qué Xavi e Iniesta son como son, por que llegaron a ser lo que pueden ser. Esto es, si son el producto de un trabajo desde inferiores; si Guardiola les habla hasta cuando duermen; si laburan con la pelotita 14 horas por día o si confían en sus instintos y dones naturales. Estimo que son el resultado de una combinación de todas.

Lo que el Barcelona hace no es lo único que se debe o se puede hacer con el fútbol y mucho menos, la verdad absoluta; es una de las tantas variantes que este deporte complejo y hermoso nos permite. Ha encontrado una respuesta válida, notable, que le sirve y que encanta, a no dudarlo. Abruma su contundencia y superioridad y los números –irrefutables- lo confirman: no hay manera de pararlo. Solo nuestro empate en aquel fin del 2009 y la eliminación por el Inter del 2010 son excepciones: islas, apenas, en un vasto océano prístino, inmenso.

Pero poner al Barcelona como norte, señalarlo con el dedo como ejemplo a seguir, es igual de ideal y falso: millones a su servicio, todo a disposición, capacidad de selección como casi ninguno y un momento, ese que se dá ocasionalmente en 100 años de historia, con todas las estrellas alineadas.

Sostengamos al Barça, que sigan sus éxitos y que nos siga enamorando; pero que no nos confunda. No permitamos que nos pongan en las antípodas de su juego.

El Barcelona también es la coronación de nuestra idea sobre el fútbol y de cómo este deporte debe ser pensado y encarado.