Había una vez un niño llamado Juan. Juan fue con su familia en las vacaciones a la playa de Miramar. Ellos se divirtieron mucho en la playa y algunos días hasta llevaron carpa para comer ahí. Ellos hacían de todo en la playa: construían castillos de arena, iban al mar, pescaban, viajaban en barco, veían películas en su hotel, dormían muy bien. Hasta que un día Juan construyó un castillo de arena.
¿Y saben lo que pasó después?. Vino una ola y se lo llevó. La ola causó un desorden terrible. Saltó la pala, se cayó el balde con arena, lo mojó a Juan, le tiró arena y lo peor ¡se llevó el castillo!.
Eso había sido lo único malo que le había pasado en las vacaciones a Juan.
Y claro, después de todo lo que pasó, Juan se puso a ¡uaaaa! ¡llorar!.
Juan le fué a contar a su mamá, medio llorisqueando, todo lo que le había pasado: que estaba construyendo un castillo de arena, que estaba muy contento y entretenido hasta que su castillo se lo llevó la ola y que después de eso la ola también se llevó su sonrisa y su entretenimiento y solo le quedó el aburrimiento y la tristeza.
Pero la mamá de Juan dijo que le iba a ayudar a construír otro nuevo.
Cuando lo terminaron, Juan dijo que era el mejor castillo del mundo
Y colorín colorado,
este cuento sobre un
castillo de arena
se ha acabado
ALDANA OCHOTORENA.
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